martes, 9 de junio de 2015

Emprendedores, cupcakes, autónomos y magdalenas: véndete bien

La cosa de de autónomos y cupcakes, de marketing, de prestigio, de saberse vender, o de no caer en la desesperación mientras emprendes algo nuevo, mientras flotas, sobrevives o intentas seguir adelante. Me han hecho gracia un par de tuits de los grandes Alfonso Alcántara y Dolores Vela y ambos iban por los mismos derroteros: ser emprendedor es la palabra de moda, pero... ¿Es diferente al antiguo autónomo? ¿Es realmente la panacea? ¿O es simplemente un cambio de nomenclatura? Y ojo, porque los cambios de nomenclatura pueden traer asociados también cambios de actitud, y la actitud, además de la aptitud, cuentan y mucho.

Y sí... Lo de emprendedor tiene mucho glamour, pero en realidad no deja de ser alguien que se tira para adelante con su idea y lucha por ella igual que llevan haciendo años  los autónomos en este país a pesar de las penosas condiciones que existen.

En todo caso, en lo que sí estoy de acuerdo es con el hecho que la actitud es importante. Y que si algo puede diferenciar un "emprendedor" de manual de un "autónomo" al uso es quizá esa ilusión, ese empuje, esa lucha por salir adelante. Y para eso, hemos de contar con el marketing. Tener una gran idea y no saber comunicarla o comunicarla increíblemente bien pero no saber venderla está destinando las ilusiones del emprendedor al fracaso.


¿Os acordáis del famoso tuit de las magalenas? El pasado 12 de marzo la agencia de marketing creativo Brandominus publicó en su página web un montaje gráfico en el que utilizaba una magdalena, un muffin y un cupcake sobre un fondo de color rojo para definir el marketing. Dijeron que “una pequeña perversión en clave de humor” sobre el marketing. El 13 de marzo la agencia continuó con su acción publicitaria con un post en su web titulado “Comunicado Oficial: Nos disculpamos por nuestra últimacampaña, en el que volvían a emplear esa imagen y de forma irónica pedían disculpas a los aficionados a las magdalenas, muffins y cupcakes.


Conscientes de las dolorosas ampollas que hemos levantado entre amantes de muffins que se han sentido agraviados por compararlos con magdalenas (pero no con cupcakes) y los amantes de cupcakes que se han sentido agraviados por comparárseles con magdalenas y muffins, sólo podemos decir que lo sentimos muchísimo y, como nuestro rey, prometemos que no volverá a pasar. (...)
 
Aunque como decimos una cosa, decimos la otra: hemos detectado un foco de racismo repostero indignante a todos los niveles.  Las pobres magdalenas no han dicho ni mu, están las tías encantadas y felices de la vida ajenas a malos rollos. Los muffins “¡ay que no me comparen con magdalenas!” mientras intentan codearse con los cupcakes y los cupcakes todo vacilones con sus toppings que no quieren saber nada de nadie. 
¡Los cupcakes y los muffins son casta! 
Las magadalenas son las que soportan toda la estructura corrupta que se ha montado alrededor de estos contubernios para acaparar todos los glaseados y toppings.  ¡Ya está bien hombre!  A partir de ahora le vamos a quitar a los cupcakes para dárselo a las magdalenas y al final, no habra magdalenas ni cupcakes, todos serán muffins y habrá Cola Cao para todas. 
¡Que leches! ¡A la mierda las disculpas! Nos da igual si la magdalena se bate más, el muffin se bate menos y el cupcake es un producto aparte. ¡MAG-DA-LE-NAS! Magdalenas venidas arriba.

Conclusión, ¿serán los emprendedores casta respecto a los autónomos?
Sea como fuere, emprendedor o autónomo, véndete, pero bien ;)

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