sábado, 16 de mayo de 2015

La prisa no es tu amiga

Qué mal llevo las prisas continuas y las aglomeraciones, a veces me paro en medio de la ciudad y pienso que tanto correteo no es normal. Una nace isleña y sigue isleña de por vida. Aunque esté perdida en la gran ciudad, sigue saliendo mi lado ibicenco. Sobre todo en primavera y verano. Ya he comentado alguna vez lo mucho que me ataca la melancolía cuando llega el buen tiempo y los cielos azules y despejados. Es entonces, especialmente, cuando a veces me paro a mirar a los ciudadanos de la urbe y me sorprende el ritmo. Esas prisas permanentes. Esa vida loca llena. Llena de trabajo, extraescolares de los hijos, viajes en metro o bus, carreras, obligaciones... La gente corremos (sí, yo la primera) por la calle. Saludamos desde lejos con la mano levantada y una sonrisa por no perder tiempo. Cuesta una vida quedar para tomar algo, pararse, hablar por hablar... 


Yo corro como la que más. La diferencia es que a mí no me parece natural. No me acostumbro. Necesito parar, pasear, vaguear, sentarme en un chiringuito y mirar el mar, despreocuparme. Me importa poco si el camarero tarda en servir. Disfruto de las largas veladas con amigos charlando. Y si me paro a tomar un café o quedo para comer, quedo. Para ir corriendo y hablar en plan telegrama prefiero no quedar. 

Todo esto viene a cuento por un fantástico artículo que os quiero recomendar. Por salud. Por felicidad. "La prisa como estilo de vida", publicado en El País Semanal, lo dice alto y claro: priorizar y estar tranquilo es mejor que vivir estresado.


No es mejor trabajador quién tiene más prisa. "La prisa no es un valor añadido. Nadie es mejor profesional ni mejor persona porque vaya rápido a todos sitios o porque exprese lo estresadísimo que está. (...) perderá mucho tiempo intentando que algo sea perfecto. Basta con que esté rematadamente bien, no necesita que sea perfecto".
"Es usted quien ha decidido que tiene que responder a todo con prisa porque ha cogido ese hábito, porque no tiene paciencia o porque cree que el que le escribe podría molestarse. Aprenda a retrasar, sobre todo si en ese momento está realizando otra actividad que requiere de su atención". 

Acaba el artículo con tres grandes recomendaciones que no puedo dejar de reproducir: 

El libro‘Momo’, Michael Ende.La película‘El guerrero pacífico’, Víctor Salva. La frase“Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir”. Robert Louis Stevenson
Dicho esto, me voy a disfrutar de un momentazo: el evento Bloggers & Family Conocido como BAF del que ya hablé en "Tengo un blog y sé cómo usarlo". Y además, desvirtualización y cena. Chao, pescao ;)

Os recomiendo la lectura:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Carl Honoré, Elogio de la lentitud:

http://www.ted.com/talks/carl_honore_praises_slowness?language=es


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Anabel

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